lunes, 26 de febrero de 2007

Me desvelé

Mientras se acaba la última canción del disco que oías, apagas la lámpara y vez el drástico cambio de la luz en oscuridad. Todo está en silencio, menos el escusado del baño que hace ruidos por su vejez.
Tus ojos siguen abiertos y no vez nada, pero piensas en todo.
Piensas en mañana.
Sabes que te despertarás al tercer timbrazo de la alarma que te dieron tus tíos por tu graduación para hacerte notar que eres “responsable”.
Sabes que te meterás en la ducha y que el agua pasará de hirviendo a helada hasta que por fin se acabe y tu estarás aun enjabonado.
Piensas en el desayuno y sabes que no habrá leche para tu café, ni mermelada para tus tostadas.
Sabes que llegarás atrasado al trabajo porque a esa hora habrá tráfico.
Sabes de las cosas que te suelen pasar día a día pero dudas y piensas en que tal vez ocurra algo mas allá de lo normal.
En que tal vez llegues a conocer a alguien, o te suban el sueldo en la oficina, y empiezas a dudar si es realmente la vida que querías, si llegaste a cumplir tus sueños, si eres feliz.
Dudas de ti, de tu vida, hasta que por fin logras dormir con la esperanza de despertarte y estar viviendo otra vida que no sea la tuya...

Circulo Nocturno

Te ha pasado alguna vez despertar, abrir los ojos y no saber dónde estás? O tal vez haber soñado estar ahí ese segundo, pero nunca haber estado realmente? Estar con él y ellos envueltos en tus brazos, aun dormidos?
El lentamente abre sus ojos y te ve, te hace entender que estás viva, que no es un sueño, que aquellos seres en medio de los dos son tus hijos. Su presencia te hace comprender los grandes pasos en tu vida, que ha pasado volando, como si te habrías dormido sola en el cuarto de tu infancia y despertaras 10 años más tarde junto a tu marido e hijos en tu cuarto, que ya no es solo tuyo, que es de él también.
Te ha pasado alguna vez despertar, abrir los ojos y saber exactamente donde estás? Haber soñado tu futuro y encontrarte junto a tus peluches, en tu cuarto, sola?

jueves, 22 de febrero de 2007

La Bodega.

Fui a la bodega para buscar mis viejos patines, porque Simón me invitó al parque a patinar. Rebusqué cajas, encontré discos, libros, fotos, de todo un poco.
Encontré mi primer clarinete, sucio y abandonado; encontré los trucos de magia de mi hermano; el Sega, que a propósito, supera cualquiera de esos Nintendos y Playstations de hoy en día. El Sega era el vicio de mis hermanos. Ellos jugaban y yo les veía por horas sin aburrirme.Encontré las fotos del matrimonio de mis padres, del primer cumpleaños de mi prima, fotos de paseos, fiestas...momentos del pasado.
Encontré un texto de mi hermano Diego, en donde hablaba de la vida, de su forma de pensar, de su manera de verlo todo. El siempre me hacía pensar. Planteaba temas concretos y nos hablaba de ellos. Mis padres reían y yo le contemplaba. Me vino tanta nostalgia por saber quien habría sido él si no se habría muerto? Por qué mierdas se murió? Por qué no se despidió? Intenté cerrar los ojos e imaginarme su rostro. Me era imposible, difícil, y extraño. Rebusqué más cajas para quitarle de mi mente.
Logré encontrar los patines y me los probé. Ya no me quedaban y sentía que debía buscar más cosas en medio de cajas empolvadas. Lo único que encontraba eran sus cosas, las cosas de Diego. Aquellas cosas que después de su muerte desaparecieron para ocultar la herida que marcó en mis padres. Encontré uno de mis dibujos, el típico paisaje: dos montañas que se cruzan y el sol en el medio con una sonrisa. Esa inocencia pura...esa manera de pensar que la vida es perfecta y sonríe, que todo es bueno y nada es malo. Odio haber crecido....y descubierto la verdad.
Encontré una silla en el fondo. Le saqué al sol para limpiarla. Me llamó la atención, parecía ser muy antigua y única. Me senté en ella y se rompió, entonces terminé escondiéndole al fondo de la bodega, y mientras me agachaba encontré un cassette de video. Me vino curiosidad y llamé a Simón,
“no encontré los patines...no puedo ir!”
“mentirosa. Siempre con tus escusas".
Colgué y corrí a ver el video.
Estábamos todos juntos, me parece que era el mismo día de la foto que encontré en la bodega, el día del cumpleaños de mi prima. Era raro vernos todos juntos, todos felices...Era raro verle a Diego entre nosotros. Era raro verle como acariciaba mi cabeza con ternura y amor. Era raro como me sentía mientras veía todo.Era raro saber que una vez sonreíamos, y que ahora sonrío. Saber que una vez hubo, y que ahora no.Era raro saber que una vez fuimos, y que ahora soy. Apagué la tele y me hice un café. Me senté en el piso de la cocina, cerré mis ojos, y sentí que era yo quien había muerto.


martes, 20 de febrero de 2007

Downtown Train

Ayer tuve otro sueño. El mundo se acababa ante mis ojos y yo solo lo veía pasar. Me reía, con euforia y locura; lloraba con pasión y confusión. Quién era yo en ese momento para reír y llorar? Para disfrutar y sufrir? Con una sonrisa, junto a las lágrimas que decoraban mi rostro. Sentía estar sola, pero oía voces lejanas y perdidas...eran gritos y risas, momentos absurdos. Pensé que ya me había despertado, pero aun seguía en el sueño. Todo desapareció y esta vez me encontraba en un cuarto en donde solo se oía “Down Town Train” de Waits y constantemente se repetía:

“All on a downtown train, all on a downtown train All on a downtown train, a downtown train”

La melodía seguía tal como era, tal como la había oído en el viaje que hice con mis hermanos cuando tenia 9 años. Ese día absurdo cuando se nos ocurrió salir de la casa y escaparnos unas horas por las carreteras. La melodía seguía tal como era, seguía tal como era, repetía lo mismo, repetía lo mismo. No paraba, no paraba...
Dejó de ser melodía, empezó a ser nada. Ahora me sentía sola, me sentía desubicada y perdida, sin nada, sin nadie, ni la voz de Waits me acompañaba. Sentía que el mundo se acababa ante mis ojos y yo solo le veía pasar. Me reía con euforia y locura; lloraba con pasión y confusión.
Hoy desperté en la madrugada y seguía esa canción de Waits...me fui a la sala, y mi abuelo estaba ahí con un puro en uno mano y wiskey en la otra. La melodía seguía, la canción seguía, la vida seguía.

“Will I see you tonight on a downtown trainWhere every night, every night it's just the same, oh baby Will I see you tonight on a downtown trainAll of my dreams they fall like rain, oh baby on a downtown train”

Ya no estaba sola, pero seguía perdida.

viernes, 16 de febrero de 2007

Servizio Privato

Llegué a Orte por donde el bus pasaba desde Florencia a Roma. Un viaje no muy largo, pero igual, un viaje. Allí, a las afueras de Orte, paró el bus a poner gasolina y para darnos tiempo de comprar comida y bebidas para la otra mitad del viaje. Yo ambrienta y cansada compré uno de esos famosos “panini” de Italia. Esos que salen en la televisión con el pan suavito, sin bordes, con el queso derritiéndose suavemente sobre el plato. En fin, una vez más una mentira comercial, ya que el famoso panino era lo más simple y feo de vista y de sabor. Pensé dos veces en comprarme un café, pero faltaban 5 minutos para subirme al bus y encima necesitaba orinar. Era o lo uno o lo otro, entonces por obvias razones bajé al baño del local que se encontraba cerca de dos cuartos, uno que decía “servizio privato” y otro que decía “restare fuori”. Lo de servizio privato entendí, pero una gran curiosidad me entraba por ese signo rojo que con letras blancas y claras decía RESTARE FUORI...entraré? La verdad, ya me orinaba, entré al baño sucio y con poca luz que venía desde unos huecos en el tumbado. Levanté el borde de los pantalones para no tener contacto con lo mojado del piso y tener que agacharme con peso en mis piernas para no tener contacto con el escusado. No había papel higénico, jabón, ni agua, por lo tanto no la podía jalar , bueno, ni los que estuvieron antes de mí lo habían hecho. Salí más aliviada y de nuevo me encontraba al frente de ese rótulo. Tenía mi cámara colgada del cuello y aproveché para tomar una foto. "Mierda", habían pasado ya más de 10 minutos y corrí hacia el bus, con curiosidad aun de abrir esa puerta. El bus no estaba, por ende tampoco mi maleta, que significaría que no tenía ni ropa, ni plata, ni comida. Yo sola con mi cámara, nerviosa y preocupada. Hice lo natural de buscar en todos mis bolsillos. En el derecho encontré 3 euros del vuelto (con lo que pensaba comprar el café) y el recibo. En el bolsillo de la izquierda encontré un papel doblado en cuatro y arrugado. Habían muchas cosas escritas en él, muchas que se me hacían difícil de leer, ya que estaban escritas en lápiz. Encontré una cita de Whitman, y ahí me di cuenta de que el papel venía de un curso de literatura que tomé hace unos meses antes de venir a Italia.
La cita decía “Si llego a mi destino ahora mismo, lo aceptaré con alegría, y si no llego hasta que transcurran diez millones de años, esperaré alegremente también.”
Por alguna razón me sentía estar en una típica película absurda en donde todo está mal, en donde cualquier cosa que pasa tiene relación con tu situación y llegan símbolos y señales, tonteras de ese estilo para hacerte dar cuenta y pensar que todo irá bien. Seamos realistas, maldita sea. En que me iba ayudar una cita de Whitman? Una cita, que por cierto, se encontraba en mayúsculas sobre un papel arrugado que milagrosamente apareció en mi bolsillo ese día. El día en el que "NECESITABA" esas palabras...parece una broma..
son tan solo palabras, al final.. no les di mucha importancia. Así esperé con el papel en una mano y las monedas en la otra. Las movía constantemente entre los dedos, como un juego para distraerme, mientras repetía la cita, hasta que la aprendí de memoria. Me levanté, me compré un café con 2 de mis 3 euros y me lo tomé con gusto, como si fuera el último café que tomaría. No sabía que hacer, ni que me pasaría, tampoco me importaba saberlo.

viernes, 9 de febrero de 2007

se amaron.

El se fue sin decir nada, mientras ella le dijo todo. Una historia de amor, momentos intensos, ya es historia perdida. Eran ya ocho meses que estaban juntos.
El se dedicaba a escribir y ella a pintar. Ambos fumaban, ambos bebían.
El era profundo y ella misteriosa. Ambos abiertos, ambos cultos.
El era el primo de la tía del papá de Juana, y ella hermana del primo segundo del tío de Luisa. Ambos de Quito, ambos de "familia conocida".
Juntos vivían, como las parejas de hoy en día. Nada de que por la Iglesia, ni por papeles legales, en otras palabras, juntos contando tan solo con su amor.
Un amor intenso, con un toque de profundidad por parte de él y misterio por parte de ella.
Hablaban? sí, casi siempre. De todo?, "casi igual casi igual", como diría mi oculista. Nada les faltaba y nada les sobraba. Peleaban?, discutían. Salían juntos?, nunca solos. El y su grupo, ella y el suyo. Todos conocidos entre ellos, y si no, terminaban descubriendo que eran parientes, tarde o temprano.
Compartían un carro azul que compraron a medias. Suzuki me parece que era la marca. Importa?, no, pero es un detalle.
En este carro vivieron de todo. En él viajaron un día de locura sin tener destino alguno y a 34 minutos del viaje se quedaron sin gasolina en media carretera. En él hicieron el amor por 6ta vez. Fue en Cumbayá, al salir de la fiesta del primo de Raúl, que en realidad...ni conocían bien, ni al primo, ni a Raúl.
En él pelearon debajo de la lluvia que se metía por un hueco de la ventana derecha. Ella se quejaba, porque la lluvia le mojaba.
En él les asaltaron, rompiendo la ventana derecha y robándoles el radio que luego compraron en la calle por 23 dolares con 50 centavos, que según él, era buen precio.
Se querían?, no, se amaban. Aún lo hacen?, se amaron. Y lo hacen aún?, se amaron. Que pasó?, se amaron. Y ahora es una historia como muchas, una historia de amor, momentos intensos, ya es historia perdida..